lunes, 20 de enero de 2014

Ojos de perro azul y su orden según la teoría de Genette



Elegí el cuento “Ojos de perro azul” de Gabriel García Márquez, para analizar el tema del orden según la teoría de Gerard Genette. El orden tiene que ver con el manejo del tiempo de la historia en el relato. Genette dice que existen anacronías, sobre las cuales menciona:
“Anacronías narrativas son las diferentes formas de discordancia entre el orden de la historia y el del relato. La anacronía es uno de los recursos tradicionales de la narración literaria.”

En el cuento de García Márquez podemos ver anacronías. Una de ellas se presenta en el comienzo:
Entonces me miró. Yo creía que me miraba por primera vez. Pero luego, cuando dio la vuelta por detrás del velador y yo seguía sintiendo sobre el hombro, a mis espaldas, su resbaladiza y oleosa mirada, comprendí que era yo quien la miraba por primera vez (…). Después de eso la vi ahí, como había estado todas las noches, parada junto al velador, mirándome (…) Ella de pie, con una mano larga y quieta sobre el velador, mirándome. Le veía los párpados iluminados como todas las noches. Fue entonces cuando recordé lo de siempre, cuando le dije: «Ojos de perro azul».

La anacronía se presenta  después de plantear que  lo miraba por primera vez, pues menciona: “le veía los párpados iluminados como todas las noches.  Fue entonces cuando recordé lo de siempre…”. Donde se nos comunica que  hay un recuerdo de las noches anteriores a la del momento presente donde comienza el relato, se da la discordancia entre los sucesos de la historia y la manera cómo se plantea el relato.

Según Genette “una anacronía puede proyectarse hacia un pasado o hacia un porvenir, más o menos lejano del momento “presente”, es decir del momento de la historia en el que el relato es interrumpido para hacerle lugar: llamaremos alcance de la anacronía a esta distancia temporal. La anacronía misma puede cubrir una duración de la historia más o menos larga: es lo que llamaremos su amplitud. “

En el ejemplo anterior vemos un alcance de la anacronía, ya que se ve una distancia temporal entre el momento presente del relato y el recuerdo de las noches anteriores en que ya se habían encontrado los protagonistas.

En este relato se pueden encontrar, según la clasificación que hace Genette,  el  segundo tipo de analepsis (internas) homodiegéticas  que se llaman analepsis repetitivas, o “rappels”. En las cuales no se evita la redundancia, “pues el relato vuelve abiertamente, a veces explícitamente, sobre sus propias huellas. Su importancia en la economía del relato compensa largamente su débil extensión narrativa. Por ejemplo, reminiscencias, comparación de dos situaciones a la vez parecidas y diferentes.”

En el cuento se encuentran muchas analepsis internas, en las cuales hablan sobre sus encuentros anteriores, y sobre cómo ella intenta encontrarlo en la realidad escribiendo la frase identificadora ("ojos de perro azul"), el relato  gira en torno a esos momentos de búsqueda, o bien, a recordar la primera noche en que el protagonista dice “ojos de perro azul”:
Y dijo que durante años no había hecho nada distinto de eso. Su vida estaba dedicada a encontrarme en la realidad, a través de esa frase identificadora. «Ojos de perro azul». Y en la calle iba diciendo en voz alta, que era una manera de decirle a la única persona que habría podido entenderla:
         «Yo soy la que llega a tus sueños todas las noches y te dice esto: ojos de perro azul». Y dijo que iba a los restaurantes y les decía a los mozos, antes de ordenar el pedido: «Ojos de perro azul». Pero los mozos le hacían una respetuosa reverencia, sin que hubieran recordado nunca haber dicho eso en sus sueños. Después escribía en las servilletas y rayaba con el cuchillo el barniz de las mesas: «Ojos de perro azul». Y en los cristales empañados de los hoteles, de las estaciones, de todos los edificios públicos, escribía con el índice: «Ojos de perro azul». Dijo que una vez llegó a una droguería y advirtió el mismo olor que había sentido en su habitación una noche, después de haber soñado conmigo. «Debe estar cerca», pensó, viendo el embaldosado limpio y nuevo de la droguería.

También tiene momentos en los que se habla de dos situaciones diferentes que no tienen una relación aparente pero que están ligadas, como cuando habla de sentir frío porque quizá se le rodó la sábana, la sábana que lo cubre en la “realidad” donde su cuerpo está dormido en una cama, mientras están soñando y teniendo este diálogo:

Y dijo: «No sientes el frío». Y yo le dije: «A veces». Y ella me dijo: «Debes sentirlo ahora». Y entonces comprendí por qué no había podido estar solo en el asiento. Era el frío lo que me daba la certeza de mi soledad. «Ahora lo siento ―dije―. Y es raro, porque la noche está quieta. Tal vez se me ha rodado la sábana».

En otro aspecto de la discordancia entre la historia y el relato, se encuentra lo que Genette denomina prolepsis, sobre la cual menciona:  
“El relato “en primera persona” se presta mejor que ningún otro a la anticipación, por el hecho mismo de su carácter retrospectivo declarado, que autoriza al narrador a hacer  alusiones al futuro, y particularmente a su situación presente, las que son de alguna manera parte de su rol.”

Esta es la característica principal del cuento, pues está narrado en primera persona y hace reiteraciones hacia el futuro de los personajes, básicamente a que ninguno de los dos podrá recordar; ella no recordará en que ciudad escribió su frase identificadora “ojos de perro azul”,  y él al despertar no recordará lo que ha soñado:

«Yo trato de acordarme todos los días la frase con que debo encontrarte ―dije― . Ahora creo que mañana no lo olvidaré. Sin embargo, siempre he olvidado al despertar cuáles son las palabras con que puedo encontrarte»(...)
«Mañana te reconoceré por eso ―dije―. Te reconoceré cuando vea en la calle una mujer que escriba en las paredes: “Ojos de perro azul”». Y ella, con una sonrisa triste ―que era ya una sonrisa de entrega a lo imposible, a lo inalcanzable―, dijo: «Sin embargo no recordarás nada durante el día». Y volvió a poner las manos sobre el velador, con el semblante oscurecido por una niebla amarga: «Eres el único hombre que, al despertar, no recuerda nada de lo que ha soñado».

El orden de este cuento está basado en anacronías, en ese quiebre en la línea del tiempo del relato para que la historia vaya del presente al pasado,  y del presente al futuro. Es un texto corto por lo que contiene, como ya se mencionó , analepsis internas  repetitivas, según los términos de Genette, y también, ya hacia el final del cuento hay  prolepis.

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